lunes, 3 de septiembre de 2012

En el metro. Observo a la gente que hay frente a mí, después miro al cielo buscando inspiración para la melancólica poesía romántica que estoy creando y que dirijo no solo a mi bella y casta enamorada, sino a todas las personas de buen corazón, que merecen toda clase de fortunas y bienaventuranzas.
En concreto a ti, sí, tú, rubita delgada que te sujetas a la barra vertical para no caerte con los frenazos. Si te quitas las bragas te recito una rima clásica. Pero las bragas tienen que ser para mí, no para el moreno alto y fuerte de delante. ¡Qué romanticismo en verso podría ofrecerte ese bruto! ¡Qué nubes en forma de corazón amoroso conocerá él! ¡No podrá ofrecerte nada más que sexo salvaje y unos abdominales de hierro, ese bestia! ¡Vente conmigo, rubia, yo escribo en el metro!

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